Es uno de nuestros miedos más extendidos. En la medida de nuestras posesiones, nos sentimos seguros, tranquilos, valiosos… Al proyectar en lo que poseemos, cosas de vital importancia para nosotros como: seguridad, tranquilidad, valía, no es de extrañar que luchemos como titanes para no perderlas.
Sin embargo, hay un antídoto muy sencillo para el miedo a la escasez y se llama agradecimiento. Demos las gracias por todo lo que estamos viviendo, por lo que en este momento nos regala el universo: despertarnos cada día; el paseo con alguien que amamos; esa comida que disfrutamos; la música que nos abrió al sentimiento; ese silencio en soledad… Cada día se suceden un sinfín de cosas que nos hacen sentir plenos, pero que no reparamos en ellas. Al agradecerlas tomamos consciencia de la abundancia que somos.
El victimismo habla de miedo, la alegría de vivir de confianza en la vida. Cuando confiamos, la vida en cada momento nos ofrece lo que necesitamos para comprenderla. La comprensión es poner amor al entendimiento, abrirnos a la conciencia.
Gracias por leerme.