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  • El oro del moro – Esther Ramos tras la Luz

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    «El oro del moro».  130 x 195 cms.  Pigmento y látex s/ tela.

     

    Nos trasladamos a París y sus inspiradores edificios. En este caso el «Instituto del mundo árabe», modernísimo edificio del año 1987 del mismo arquitecto que la «torre agbar»: Jean Nouvel.

    El acristalamiento del edificio, en una de sus fachadas, está formado por unas celosías fotoeléctricas, que van abriéndose y cerrándose según la incidencia de la luz, como el diafragma de una cámara fotográfica. De esa forma dejan entrar más o menos luz dentro del edificio, creando así una atmósfera de irrealidad e indefinición.

    Tengo que reconocer que cuando visité este edificio recién inaugurado, quedé completamente rendida a su originalidad y belleza.

    A quien no lo conozca, le recomiendo hacerle varias visitas, para así, según la luminosidad del día, ver el cambio en las celosias.

     

     

  • Como las tapas – Esther Ramos tras la Luz

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    «Como las tapas».  130 x 195 cms.  Pigmento y látex s/ tela.

     

    Una entrada abierta para invitarte a visitar la pintura, para invitarte a adentrarte en la vida. La puerta y las ventanas con persianas venecianas, para encontrar la luz paulatinamente, sin riesgo a deslumbrarte o cegarte. Las espirales de la balaustrada, indican el ciclo vital de: nacimiento, muerte, renacimiento.

    Las tapas amarillas es una alusión a las tapas de mi tesis doctoral, en la que hubo una introspección profunda hacia los orígenes.

     

     

  • Banco en el blanco – Esther Ramos tras la Luz

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    «Banco en el blanco».  130 x 195 cms.  Pigmento y látex s/ tela.

     

    Primero los objetos tienen su forma, su significado, los he pintado uno a uno detallándolos.

    Poco a poco soy consciente que hay algo más profundo que los trasciende, que los une… Entonces con la pintura aún húmeda, voy deformándolos, uniéndolos a los de al lado, en una especie de baile de fusión.

    Al final todo se siente una unidad, sin separación.

    Sin lugar a dudas, la pintura me conecta a la vida…

     

     

  • Menos mal que se ha tapado – Esther Ramos tras la Luz

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    «Menos mal que se ha tapado».  130 x 195 cms.  Pigmento y látex s/ tela.

     

    La casa mallorquina seguía produciendo un material inagotable de sensaciones, que me impelían a pintar.

    Sin lugar a dudas, en esa casa había un halo que me cautivaba.

    Ahora en la distancia y dándole una forma verbal, que en los momentos en los que pinto ni me planteo, siento que allí habían sucedido muchas vidas y esas percepciones que me embebían, sentía la necesidad de contarlas, de vaciarme de ellas.

    Me había convertido en el canal mediante el cual, las vivencias acaecidas iban a tomar forma…

     

     

  • Se vació hace tiempo – Esther Ramos tras la Luz

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    «Se vació hace tiempo».  130 x 195 cms.  Pigmento y látex s/ tela.

     

    Seguimos en la casa señorial mallorquina. Ese paso del tiempo ha permitido que la naturaleza fuera ganando terreno y se introdujera en la construcción. El cielo y los árboles se fusionan con el tejado y la torre. La fuerza de la vida termina siempre, devolviéndonos al lugar que nos corresponde.

    Así el todo vuelve a ser uno…

     

     

  • Rota la bola – Esther Ramos tras la Luz

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    «Rota la bola».  130 x 195 cms.  Pigmento y látex s/ tela.

     

    Una casa señorial mallorquina, en donde el inescrutable paso del tiempo había hecho presencia en la balaustrada de la escalera principal. El pequeño estanque central me dio pie a una sugerencia del Mediterráneo. Los cipreses y los pinos se fundían con el paisaje, contagiados por el desdibujamiento de la arquitectura: la forma se iba perdiendo en beneficio de lo esencial.

    Una larga estancia en ese lugar y lo que ahí se respiraba, dio origen a una extensa serie de dibujos y cuadros con una ambientación muy especial. Me sentía impelida a otro tiempo…

     

     

  • A tres tiempos diferrentes – Esther Ramos tras la Luz

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    «A tres tiempos diferentes».  97 x 130 cms.  Pigmento y látex s/ tela.

     

    Una de las pasiones que hace un montón de años que me acompaña. Como tal se merece ser la protagonista, no sólo de mi vida, si no también de mi obra: nadar, la piscina.

    Es una meditación en la acción. Después de más de una hora nadando, se produce una limpieza exterior y sobre todo interior.