«Sola, radiante y aislada». 38 x 38 cms. Pigmento, látex y capilares de cristal s/ tela.
En el silencio de la soledad, no queda otro remedio que visualizar y ponerte delante de lo que es…
La mínima expresión en este cuadro, conduce a ello.
«Sola, radiante y aislada». 38 x 38 cms. Pigmento, látex y capilares de cristal s/ tela.
En el silencio de la soledad, no queda otro remedio que visualizar y ponerte delante de lo que es…
La mínima expresión en este cuadro, conduce a ello.
«Olas de río». 130 x 200 cms. Pigmento y látex s/ tela.
En los momentos de vida en que se nos presenta esa planitud, en donde todo es lento y parece que el viento no mueve nada, es cuando hay que sentarse a disfrutar de la belleza de nuestro alrededor, de la que formamos parte.
¿Dónde empieza la belleza de fuera y dónde termina la nuestra? Al final todo es belleza.
Si hemos tenido que pararnos a disfrutar de la belleza, quizá el camino sea la propia belleza…
«Silencio». 33 x 73 cms. Pigmento y látex s/ tela.
Ese mar en plata, colindante con el cielo nacar, nos otorgan una sensación de tranquilidad y serenidad.
La armonía con la primera zona en amarillos y ocres, de las dunas y arena, crean un equilibrio natural, que nos transporta a nuestro propio sentir.
Porque si todo ello no estuviera ya en nosotr@s, de ninguna manera podríamos percibirlo.
La belleza del mar, es nuestra propia belleza. Ya va siendo hora, que empecemos a recoger esas cualidades, que habitualmente proyectamos fuera y tomemos conciencia que son propias, que son de la natutaleza misma de la que formamos parte.
Siguiendo estos vestigios de nuestra esencia, encontramos el rastro que nos conduce a la vida misma.
«Septiembre y revuelta». 130 x 200 cms. Pigmento y látex s/ tela.
Ese mar embravecido y completamente blanco en contraste con las rocas oscuras, en donde únicamente se marcan esos pequeños caminos que nos conducen al agua, nos habla de momentos de nuestras vidas en donde el color desaparece.
Momentos de fuertes contrastes y de reducciones a la mínima expresión.
Momentos, en donde es necesario cambiar. Hay que atreverse…
«Fugaces». 100 x 33 cms. Pigmento y látex s/ tela.
A lo largo de nuestra vida, contínuamente aparecen estrellas para iluminarnos, pero como no estamos atentas, devienen fugaces.
Fugaces destellos que se repiten una y otra vez en nuestras noches oscuras y que nos posibilitan vislumbrar el trayecto.
«Portarreflejos». 100 x 81 cms. Pigmento, látex y láminas de cristal s/ tela.
El cielo nos hace soñar, pero en realidad, lo que hace es sintonizarnos con la armonía.
Esas nubes, tan sugerentes, que nos transportan a confines que nuestra mente desconoce.
Aquí abajo, en la tierra, todo es un reflejo, un espejismo que no tiene presencia, aunque nos lo creamos…
«Donde están las llaves». 81 x 100 cms. Pigmento, látex y láminas de cristal s/ tela.
El fondo del mar, me otorga la percepción más cercana, que conozco, de visitar otras vidas, otros universos.
La ingravidez de nadar, me acerca a la sensación de volar, que sólo he percibido en sueños.
Es un mundo de mundos, la riqueza de lo sorpresivo, lo imprevisible.
«Listas a la pizarra». 200 x 130 cms. Pigmento y látex s/ tela.
Cuando observamos en profundidad la naturaleza, nos damos cuenta de su perfección.
En nuestra vida es importante aprender que todo es perfecto, ya que todo es necesario para la comprensión del camino.
Aunque sea imperceptible a nuestra vista, penetra en nuestro interior, nada es irrelevante.
«Cañas sin barro». 45 x 68 cms. Pigmento y látex s/tela.
El barro que encontramos en nuestros caminos, sirve para aprender el valor de ensuciarnos y para que al sacarlo veamos el efecto de la limpieza.
En la medida en que vamos limpiando, van apareciendo nuevas luces, nuevos trayectos para recorrer.
Todo tiene cabida, todo es perfecto…
«Los Ullales». 130 x 97 cms. Pigmento, látex y lamas de cristal s/ tela.
Los ruidos cada vez nos producen más sed. Es como deambular por el desierto sin agua, hasta caer extenuados.
El silencio profundo es un remanso reconstituyente. Paremos y disfrutemos de los oasis de nuestra vida.