Siempre me he planteado el despertar como algo cercano. En realidad, siento que hay momentos en nuestra vida en donde estamos despiertos, aunque sea un segundo, un minuto… Momentos de plenitud, en donde no sabemos porqué, sentimos una gran conexión, una inmensa tranquilidad. Es entonces cuando rápidamente intentamos buscar esa causa fuera, puesto que no concebimos sentirla por nosotros mismos. Por ello le llamamos de distintas formas: tener amor, amistades, un bello paisaje, una gran fiesta…En la medida en que consideramos «despertar» algo inalcanzable, lo alejamos de nuestra campo, cuando precisamente nuestra naturaleza es estar despiertos. De hecho, cada mañana despertamos de un sueño.
Si poco a poco vamos familiarizándonos con su significado, tomando consciencia y comprendiendo su verdadero alcance, obviamente nos acercamos a experiencias en donde podemos reconocerlo.