MIRADAS: a través de las pinturas de Esther Ramos y de lo que sugieren…
«Bienvenido hacia el mar». 130 x 195 cms. Pigmento, látex y cristal s/ tela.
Luz y silencio inducen al reposo. La simplicidad de la nada.
Ese mar, formado por pequeños cristales de distintos tonos de azules, nos invita a explorarlo.
Las islas blancas, siempre tan sugerentes…
«Jardín interior». 195 x 130 cms. Pigmento, látex y cristal s/ tela.
Dentro de toda gran estructura, siempre hay un jardín por descubrir y cultivar.
No te dejes engañar por la rigidez de las formas, al oler la primera fragancia natural, las armaduras ceden.
«Trescientas tres vidas». 195 x 130 cms. Pigmento, látex y cristal s/ tela.
Cada uno de los pequeños cuadrados de cristal que conforma este cuadro, habla de una vivienda anclada a esos grandes edificios que pueblan nuestras ciudades.
Esas colmenas en las que la vida se agolpa.
Aunque, por suerte, el cielo lo inunda todo y penetra en el reflejo de las viviendas. La fuerza de la naturaleza…
«Siete verdaderas mentiras». 130 x 195 x 5 cms. Pigmento y látex s/ tela y tubos de ensayo, rellenos con arena de río.
La energía desatada en esta cascada de agua, que arrastra la tierra consigo.
En los tubos de ensayo se recogen unas muestras de esas arenas de río.
Un guiño entre lo real y lo imaginado, como la vida misma…
«Éste con dos verá más». 130 x 195 x 5 cms. Técnica mixta s/ tela.
En esta obra hay dos ojos de cristal soplado dentro de dos tubos de ensayo, que aluden a la mirada recogida, a una mirada hacia dentro. El ojo que todo lo ve dentro del triángulo.
Ese triángulo representa el número tres, la tríada en la que nos sustentamos: Luz, Amor y Energía. Está en la base de la sección áurea y simboliza: la armonia, la divinidad y la proporción.
Esos ojos abren un gran espacio de luz, en medio de ese cielo tumultuoso.
«Coleta de caballo». 137 x 16 x 5 cms. Pigmento y látex s/ tela y dos tubos de ensayo rellenos de agua destilada teñida con anilinas.
La exuberancia de la naturaleza siempre me crea grandes ecos, porque ayuda a conectarme con lo natural que hay en mí.
Esta pieza es la consecuencia de una excursión al valle de Ordesa y del disfrute de su magnífica cascada: «Cola de caballo».
Ese enfatizar la verticalidad del formato y recoger al final de la caída el agua en dos tubos de ensayo, es un ritual sobre mi percepción.
«Plou i fa sol». 195 x 130 x 4 cms. Técnica mixta s/ tela.
En esta tormenta se desata la fuerza del color, que manifiesta la potencia de la naturaleza.
Superpuestos a la tela, están esos siete tubos de cristal rellenos de agua destilada teñida con anilinas, que representan los colores del arco iris.
El poder de la abstracción nos permite, como en este caso, separar un hecho y aislarlo del contexto en donde se produce. Así le otorgamos una atención preeminente que ayuda a su mayor comprensión…
«El amor dice: ‘Yo soy todo’. La sabiduría dice: ‘Yo soy nada’. Entre ambos fluye mi vida.»
(Nisargadatta Maharaj: «Yo soy Eso»)
Es difícil discernir, desde lo personal, dónde está la verdadera esencia de nuestra vida, cuál es el cometido de nuestra irrupción en el Universo.
Nuestra mente siempre necesita concretar y darle forma a las cosas. Sin embargo, la esencia es una abstracción, es por ello que difícilmente la podemos entender desde esa mirada reduccionista.
Una de las cosas que me hacen comprender, o quizá mejor, que me hacen sentir un estímulo tranquilizador, son las paradojas. Esas incongruentes frases que a modo de koan zen, te producen un cortocircuito mental, que te obligan a poner atención al significado:
Para entender el verdadero alcance de lo que nos están diciendo, debemos pararnos en seco y cambiar diametralmente nuestra perspectiva.
Automáticamente, se produce un instante de presencia, que posiblemente nos conduzca a la intuición del verdadero sentido, a la percepción instantánea de la verdad.
«Fuego que apaga otro fuego». 195 x 130 x 5 cms. Pigmento y látex s/ tela y tubos de ensayo rellenos de pintura.
Estos chorros de fuego proyectados sobre el gris grafito del cuadro, lo llenan de la energía de vida necesaria para la armonía.
Cada uno de ellos, a su vez, acaba en un tubo de ensayo en donde se ha recogido el pigmento lanzado. La pintura depositada en los tubos, ha ido aumentando progresivamente de menor a mayor cantidad.
El transcurrir del tiempo se ha hecho patente, secando la pintura en los tubos.
Los nueve tubos que recogen los nueve chorros, hablan del significado de la luz interior y el sentido de lo esencial.
«Muestra fluvial». 130 x 195 x 5 cms. Pigmento y látex s/ tela y tubos de ensayo rellenos de arena de río.
El fluir de un río, nos marca la dimensión de la continua regeneración que la vida nos proporciona.
El agua continuamente está en movimiento y cambiando. No intentamos retenerla, porque sabemos que no es posible.
¿Por qué entonces, sí que hacemos eso con nuestras propias vidas, si somos la misma naturaleza?
En este cuadro, hay cuatro tubos de ensayo que tienen muestras de distintas arenas de río. Constatando la materia…
